En un año, la aristocracia financiera de Wall Street ha pasado de sostener las riendas económicas del mundo a ser señalada como la gran culpable de la crisis. "Han especulado y engañado a la gente movidos por la codicia y por unos bonus que les hacían inventar productos que ni siquiera entendían para ganar más", sostiene Robert Tornabell, profesor de finanzas de ESADE, quien señala a Alan Greenspan, expresidente de la Reserva Federal, como el principal responsable por mantener los tipos demasiado bajos durante años y por permitir el descontrol de los directivos. "La fuerte bajada de tipos con que EEUU trató de salir de la crisis de la burbuja tecnológica del 2001 provocó que los bancos ganasen menos, y eso les llevó a vender hipotecas a los ninjas (no ingresos, no trabajo, no activos, en sus siglas en inglés) para ganar más, personas a las que cualquier ciudadano no les prestaría ni 10 euros. Esa práctica ha llenado de porquería los balances de todos los bancos del mundo a través de las titulizaciones", explica Leopolpo Abadía, presidente de la consultora Grupo Sonnenfeld y exprofesor del IESE. "Los directivos son los jugadores y el supervisor, el árbitro. Los excesos los han cometido los jugadores, pero el árbitro no debería haberlo permitido", acierta a resumir José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.