Mariano Rajoy asegura estar dispuesto a ayudar al Gobierno a hacer frente a lo que él considera, sin dudas al respecto, una crisis económica en toda regla. Pero pone condiciones: que se haga un diagnóstico real de la situación y que se tomen medidas efectivas, ya que el plan defendido por José Luis Rodríguez Zapatero le parece "una broma". En su opinión, es momento de apostar "en serio" por la austeridad, empezando desde la Administración, y por impulsar nuevas liberalizaciones y otra bajada de impuestos.

"Con buenas palabras y disimulos no se hace frente a las crisis. En tiempos difíciles, hay que dejar a un lado las políticas de diseño para ponerse a trabajar con la camisa arremangada", enfatizó durante su intervención en el Foro Abc.

LAS RECETAS Según Rajoy, el Ejecutivo debe estar dispuesto a "encajar y pasarlo mal" a la hora de presentar ante la opinión pública soluciones a lo que, en palabras de los socialistas, es un "intenso deterioro económico". Para los populares, hay que empezar por dejar de echar la culpa a factores externos como el precio de los alimentos, la crisis financiera o la dependencia del petróleo, aunque abogó por abrir un debate sobre la energía nuclear. "Si se quiere entender qué pasa hay que mirar hacia dentro", dijo.

En este contexto, sentenció que ha habido despilfarro público y que, para corregir la situación, hay que poner en marcha un plan de ahorro similar al de José María Aznar, con recortes de 200.000 millones de las antiguas pesetas. "El planteado por el PSOE supone 3.000 millones. Es una broma", reiteró. Finalmente, pidió más soluciones y menos subvenciones para los malos tiempos.