El secretario de Estado de Hacienda, Miguel Angel Fernández Ordóñez, explicó ayer que la reforma fiscal que prepara el Gobierno será "absolutamente neutral" desde el punto de vista recaudatorio, ya que la rebaja que se producirá en los impuestos sobre IRPF y Sociedades se compensará con mayores ingresos a través de la creación de tasas medioambientales y el incremento de los impuestos especiales.

La filosofía global de la reforma es que los trabajadores y los empresarios más dinámicos "no paguen más impuestos", y que "el que contamine o consuma más tabaco pague más".

En un seminario sobre los presupuestos organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección, Fernández Ordóñez explicó que la reforma del impuesto sobre la renta está prácticamente ultimada y que su tramitación dependerá "del calendario parlamentario", muy condicionado por la tramitación del Estatuto de Cataluña, según ha reconocido el propio vicepresidente Solbes. En un principio, la idea era que el proyecto de ley entrara en vigor en el 2007.

La reforma del IRPF se centrará en la rebaja del tipo máximo y la introducción de "mayor equidad" en algunas deducciones (como las familiares). La deducción por vivienda se mantendrá en líneas generales y la de planes de pensiones se retocará para favorecer el rescate en forma de renta. Además, se mejorará la tributación de las rentas del trabajo y se retocará la tributación de las plusvalías.

Dentro del paquete medioambiental, el Gobierno incluye la subida del impuesto sobre carburantes y tabaco. "Si las tabaqueras bajan los precios, habrá que compensar con un aumento de impuestos", dijo Fernández Ordóñez. Otros tributos gravarán los residuos "o el despilfarro de agua" y se podría ceder su capacidad normativa a las administraciones locales. "Sería un paso de gigante si la mitad de los ayuntamientos que no cobran el agua la cobraran", añadió.