¿Usted se leyó el programa electoral antes de votar en las generales? Según una encuesta de Sigma Dos del verano pasado, cuatro de cada diez personas lo hacen antes de meter la papeleta en la urna y el 75% considera que el programa debe ser un contrato entre el partido y la ciudadanía. Por esa creencia, vulnerada sin embargo en numerosas ocasiones por todas las fuerzas políticas cuando llegan al poder, la mayoría de los partidos siguen redactando programas en el siglo XXI (los llamados emergentes con más detalle que el resto) y explicándolos con mayor o menor éxito en la campaña.

Ahora, en este nuevo proceso electoral, los partidos confiaban en poder repetir los programas que presentaron en diciembre pasado, pero Bruselas ha trastocado sus planes. La Comisión Europea ha afeado a Mariano Rajoy que no haya cumplido con la senda de reducción de déficit y exige al Ejecutivo español un ajuste de 8.000 millones en 2016 y 2017, un recorte que deberá encajar el próximo Gobierno que salga de las urnas el 26-J. Además, ese incumplimiento puede acarrear una multa de otros 2.000 millones de euros más (una decisión que la Comisión ha aplazado a julio). El mito de la supuesta buena gestión económica del PP se resquebraja a un mes de las elecciones, pero el resto de partidos no se han lanzado a utilizarlo como munición contra Rajoy, porque saben que deberían adaptar sus programas a ese nuevo recorte y a ninguno le gusta poner negro sobre blanco dónde metería la tijera.

MÁS PROMESAS DE BAJADAS DE IMPUESTOS

En el PP y en el Gobierno, por ahora, se niega la mayor, como diría el presidente, que ha llegado a declarar que no habría que hacer “recortes reales” (valdría, afirma, con una mayor recaudación), obviando que la Comisión Europea pide que sí sean “reales” ya que reclama“medidas estructurales” de carácter permanente. De hecho, Rajoy y su equipo económico prometen que si siguen en el poder harán “bajadas de impuestos compatibles con la reducción del déficit”.

En el PSOE tampoco quieren concretar dónde meterían la tijera y se limitan a asegurar que pedirían a Bruselas un año más de margen para situar el déficit por debajo del 3%. Con una curiosidad: los socialistas ya pedían un año más hace tres meses (punto en el que coincidieron con Ciudadanos en el Pacto del Abrazo), pero como Rajoy ha conseguido esa prórroga, ahora, con la noticia del ajuste extra de los 8.000 millones más, vuelven a pedir otro año más. Es decir, el PSOE no hará recortes, afirmó Jordi Sevilla esta semana, porque confía en que el déficit tenga que bajar del 3% en 2018.

PODEMOS Y CIUDADANOS

En la misma línea, Podemos se resiste también a la “imposición” de Bruselas y reclama una flexibilización de los objetivos. “Somos partidarios de no atender estas peticiones, porque entendemos que el problema no es de gastos, sino de ingresos, por lo que los próximos años necesitamos reforzar esos ingresos con una reforma tributaria que eleve nuestra capacidad recaudatoria”, señala Nacho Álvarez, responsable de Economía de Podemos.

Ciudadanos es el que más rápidamente ha tomado nota de la exigencia de Bruselas. Toni Roldán, portavoz de Economía, considera que aplazarán dos años su propuesta de bajar los impuestos y que solo se podrá hacer si se consigue reformular el modelo económico antes.