La distribución de las ayudas comunitarias a partir del 2007 dividió ayer al Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE) en el primer debate sobre el presupuesto para la nueva UE ampliada. Alemania, Francia, Gran Bretaña, Suecia, Holanda y Austria defendieron congelar el gasto comunitario en su nivel actual del 1% de la renta de la UE, pese a la incorporación de 10 nuevos países el próximo 1 de mayo y a la previsible adhesión de Bulgaria y Rumanía en el 2007.

España y la mayoría de países, sin embargo, respaldaron el proyecto de presupuesto para el periodo 2007-2013 elaborado por la Comisión Europea, que prevé un incremento del gasto real del 25% en el conjunto del periodo, que aumentaría hasta el 1,14% de la renta de la UE. Dinamarca y Finlandia se pronunciaron en favor de un presupuesto más ajustado, pero sin alinearse del todo con el grupo de los seis contribuyentes netos, contrarios a cualquier ampliación del gasto.

Algunos de los países ricos, como Suecia, señalaron que las ayudas deberán concentrarse en el futuro en los nuevos países pobres del Este y criticaron que el proyecto de la Comisión Europea reservara la mitad de las ayudas regionales para los actuales países miembros de la UE. Italia se desmarcó de los otros países ricos y, a pesar de ser el tercer contribuyente neto a la UE, defendió que el futuro presupuesto comunitario tuviese fondos suficientes para atender todas las necesidades políticas.

LAS RAZONES DE ESPAÑA La ministra española de Exteriores, Ana Palacio, argumentó que la ampliación no debe provocar el abandono de las regiones pobres de los actuales países miembros, que sólo serán más ricas por un mero efecto estadístico.

Los ministros de Economía de la UE retomarán el debate a principios de abril. La presidencia irlandesa intentará alcanzar en la cumbre de junio un compromiso sobre los principios que regirán el futuro presupuesto.