El decreto de reforma laboral aprobado el 16 de junio por el Consejo de Ministros salió vivo ayer del primer asalto de un combate que será más corto de lo previsto, pero no por ello menos difícil para el Gobierno. La historia de la aprobación del plan de recorte del gasto público, que el PSOE salvó en el Congreso por solo un voto de diferencia, no se repitió y los socialistas pasaron el primer trámite de la convalidación sin grandes apuros, gracias a la abstención de los tres principales partidos de la oposición, el PP, CiU y el PNV. Un cambio de escenario que solo es un espejismo de falsa calma, ya que los tres grupos condicionaron su voto final a introducir enmiendas.

El segundo asalto, que el Gobierno quiere que se dispute por la vía de urgencia para aprobar un documento definitivo, amenaza con endurecer la reforma. Todos los partidos de la izquierda minoritaria (ERC, ICV, IU, BNG y Na-Bai), votaron ayer en contra, por lo que no serán los interlocutores del Ejecutivo en unas negociaciones en las que José Luis Rodríguez Zapatero y el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, deberán buscar alianzas con los grupos de la derecha.

LINEAS BASICAS Corbacho, que defendió la reforma en el Congreso, insistió en que no se tocarán las líneas básicas del texto. Pero el cambio radical de opinión de ERC, que ha pasado en pocos días de mostrarse dispuesto a darle su apoyo a rechazarlo, ejemplifica hasta qué punto se ha quedado el Gobierno solo ante el peligro. El resultado de la votación fue significativo, ya que los únicos que dieron el fueron los diputados socialistas.

El gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, dio ayer unas primeras pistas sobre por dónde se puede modificar la reforma y criticó que se pongan límites a la contratación temporal en un momento en el que, con más de 4,5 millones de parados, es "crucial" que se mantengan "abiertas" todas las oportunidades de crear empleo, informa Rosa María Sánchez. "Es como si, para arreglar la educación secundaria, fastidiáramos la primaria", dijo.

"HAGASE A UN LADO" Pío García-Escudero, portavoz del PP en el Senado, se expresó en ese sentido y se quejó de que la reforma laboral llegue "tarde, mal y por la vía del decretazo", informa Pilar Santos. En la sesión de control, el dirigente pidió un "mensaje de credibilidad" a Zapatero y sustituyó el famoso "váyase, señor González" por un "hágase a un lado".

La Mesa del Congreso decidirá la semana que viene la tramitación urgente que, de aprobarse, otorgará un plazo de 15 días para presentar enmiendas. Estas se debatirán y votarán en primera instancia en la comisión parlamentaria de Trabajo y, a continuación, volverán al pleno del Congreso para pasar el examen más crucial, a finales de julio.