Viktor Yuschenko encarna, para muchos ucranianos, las esperanzas de reforma y una oportunidad histórica de abrir puentes con Europea. De 50 años y casado con una hija de ucranianos que emigraron a EEUU, Yuschenko llegó a la política tras una gran carrera bancaria que culminó como presidente del Banco Nacional de Ucrania, donde su gestión fue clave para crear la moneda nacional --la grivna-- y evitar el hundimiento de la economía en 1998, cuando Rusia se declaró en suspensión de pagos.

Nombrado primer ministro en 1999 por el presidente Léonid Kuchma, reactivó la economía y organizó con transparencia las privatizaciones. Pero sus reformas no gustaron a los oligarcas próximos a Kuchma y fue destituido en el 2001. Respaldado por su popularidad, creó la coalición Nuestra Rusia, que ganó las legislativas del 2002.

El envenenamiento que sufrió en la pasada campaña de las presidenciales, que le deformó la cara y le hizo enfermar, no le impidió ganar en la primera vuelta. Tras el pucherazo de la segunda vuelta, movilizó a miles de personas y paralizó el Estado con la revolución naranja , hasta lograr la repetición de los comicios, que ganó. Por defender la vocación europeísta de Ucrania, le acusan de estar al servicio de EEUU y de romper la hermandad con Rusia.