El presidente de General Motors Europa, Nick Reilly, ha admitido que la firma automovilística Opel seguirá registrando pérdidas el próximo año, por lo que la compañía necesitará apoyo de los Gobiernos de países con en los que tiene presencia para continuar con sus operaciones.

Reilly, en una conferencia telefónica celebrada el fin de semana, confirmó que General Motors necesita 3.300 millones de euros para Opel, y precisó que, de esta suma, 1.000 millones corresponderán a la reestructuración. El resto se destinará a la inversión en nuevos productos, según el máximo responsable de General Motors en Europa, quien avanzó que las posibles ayudas públicas respetarán las normativas nacionales y comunitarias. "No hay fecha para la que se espera una decisión", puntualizó. En relación precisamente con la renovación de su gama de modelos, el directivo afirmó que la principal prioridad es el lanzamiento de un automóvil correspondiente al segmento 'mini'. Además, hizo hincapié en la importancia del segmento de vehículos comerciales ligeros.

También revelo que el coche eléctrico Ampera, que se importará inicialmente a Europa desde Estados Unidos, se fabricará en el Viejo Continente. Sobre este particular, puntualizó que la planta británica de Ellesmere Port es una de las candidatas a albergar su producción. El futuro se presenta más incierto para la factoría belga de Amberes. Al ser preguntado sobre su posible cierre, Reilly respondió que se están buscando alternativas, pero dejó claro que la empresa debe reducir su capacidad de producción para ser viable, y recordó que en Estados Unidos se han cerrado muchas plantas.

El presidente de GM Europa tiene previsto anunciar esta semana los integrantes de la nueva cúpula directiva de la compañía, y espera presentar el plan de reestructuración de Opel en un plazo de entre dos y tres semanas.