Algunos observadores hablan ya del "Reikiavik del Támesis". La economía británica, dicen, se desploma, como ocurrió con la de Islandia hace unos meses. La combinación de la persistente crisis bancaria y de una divisa nacional en caída libre permite hacer la comparación, que otros consideran exagerada. La realidad es que la crisis avanza en el Reino Unido a pasos agigantados. El país entró ayer oficialmente en recesión, por primera vez desde 1991.

Las estadísticas oficiales vinieron a confirmar lo que se sabía desde el otoño. En el último trimestre del 2008, el producto interior bruto (PIB) cayó un 1,5%, algo más que el 1,3% que pronosticaban los economistas. El primer aviso ya se había producido en el tercer trimestre del año, cuando el PIB británico perdió un 0,6%. La situación no va a mejorar en el 2009, en el que se espera un empeoramiento de la economía, con una contracción del PIB que puede llegar a ser del 3%. Esa caída sería la peor de las vividas en el Reino Unido desde la segunda guerra mundial.

La crisis de la banca ha empezado a contagiar a todos los sectores económicos y ha arrastrado a la libra esterlina. Ayer, la divisa alcanzaba su cotización más baja en los últimos 24 años frente al dólar y a su peor cambio con el euro. Quienes buscan algún rayo de optimismo explican que una libra débil puede estimular el comercio exterior.

Pero el estancamiento del consumo a nivel mundial no permite pensar en milagros. Sin ir más lejos, la producción de las manufacturas cayó en el último trimestre del 2008 un 4,6% en relación al tercer trimestre, sin que el hundimiento de la libra haya favorecido las exportaciones. Durante el mismo periodo, el sector servicios, que supone las tres cuartas partes de la actividad económica, ha retrocedido el 1%.

En tono sombrío, el ministro de Finanzas, Alistair Darling, reconoció que "este será un año difícil para las familias en el Reino Unido". Después de muchos años de disfrutar de una situación prácticamente de pleno empleo, los hogares británicos comienzan a verse golpeados por el paro. El desempleo alcanzó en noviembre el 6,1% de la población laboral, pero esa cifra no incluye las decenas de miles de nuevos parados que se han producido en diciembre y en lo que va de enero.