El Lloyds Banking Group (LBG) ha pasado a estar controlado mayoritariamente por el Estado británico. La participación del Departamento del Tesoro en el banco ha pasado del 43% al 65%, un porcentaje que alcanzará el 77% si se incluyen las acciones especiales. El grupo Lloyds se acoge así al Programa de Protección de Activos lanzado por el Gobierno laborista de Gordon Brown el pasado mes.

El Estado británico garantizará el equivalente a 260.000 millones de libras esterlinas (casi 290.000 millones de euros) de activos tóxicos de la entidad nacida de la desastrosa fusión entre los bancos HBOS y Lloyds TSB, que ha desembocado en la actual situación. El 83% de esos activos contaminantes provienen de HBOS, y solo el 17% son de Lloyds TSB. En un comunicado emitido ayer, el grupo Lloyds explicaba que los activos cubiertos por el plan incluyen hipotecas residenciales por valor de 82.000 millones de euros, créditos personales de 20.000 millones, préstamos corporativos y comerciales que suman 168.000 millones y activos del Tesoro equivalentes a 19.000 millones. A cambio de las garantías públicas, empleando, una vez más, dinero de los contribuyentes, Lloyds se compromete a aumentar sus préstamos a las familias y las empresas británicas por un volumen de 31.000 millones de euros.

Los directivos de Lloyds TSB ultimaron el pasado año, con el respaldo del Gobierno, la compra de su rival HBOS, cuyas pérdidas durante el 2008, conocidas la pasada semana, ascendieron a 12.000 millones de euros. La operación ha resultado nefasta y ha desembocado en la intervención pública. El secretario de Estado del Tesoro, Stephen Timms, reconoció ayer que el Gobierno no sabe cuánto dinero pueden perder los británicos en este rescate, una cifra que, según algunos expertos, puede superar los 100.000 millones de euros. "Algunos precedentes sugieren que las perdidas serán menos que eso, pero la verdad es que no lo sé", señaló Timms.

El acuerdo es similar al realizado a finales de febrero por el Gobierno británico con el Royal Bank of Scotland (RBS), la primera entidad que se acogió al Plan de Protección de Activos puesto en marcha por el Ejecutivo de Gordon Brown para tratar de restaurar la confianza en el sector bancario e impulsar la economía. RBS ha colocado bajo protección gubernamental activos tóxicos por valor de 364.000 millones de euros.