Los inmigrantes apenas contribuyen positiva o negativamente al déficit exterior español porque, si bien compran productos importados, su nivel de consumo es muy bajo. El problema para la balanza de pagos son las remesas de dinero que envían a sus países. Los emigrantes españoles envían a España el equivalente al 0,5 de PIB y, según datos del Banco de España, los inmigrantes mandan a sus países 0,4 puntos de PIB. Pero esta cifra debe ser muy superior, porque hay canales de envío que escapan al control.