Tras 63 años de monopolio, la estructura actual de Renfe cambiará a partir del 1 de enero cuando entre en vigor la ley del sector ferroviario. La ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, dió ayer el pistoletazo de salida para la separación de la compañía pública en dos empresas: Renfe Operaciones, de la que dependerá la explotación del servicio de transporte, y una nueva sociedad que gestionará la infraestructura férrea.

La ministra de Fomento presentó ayer este nuevo diseño del trasporte por tren que se ciñe a las exigencias comunitarias sobre la liberalización de los antiguos monopolios ferroviarios en la Unión Europea.

Un nuevo ente público, cuyo nombre se conocerá a principios del año próximo, se encargará de la gestión de los 12.828 kilómetros de vías, las nuevas construcciones y absorberá la actividad que hasta ahora ejercía el Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF) sobre la línea de Alta Velocidad (AVE).

Esta empresa, llamada de momento Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), contará con las estaciones de Renfe, las terminales de carga, la red de fibra óptica y tendrá la mitad de la plantilla, 15.000 trabajadores.

Por otro lado, estará Renfe Operadora, que dispondrá de los 10.000 trenes que explota ahora la compañía pública, los talleres de mantenimiento y los otros 15.000 trabajadores en plantilla. Se dedicará a comercializar los servicios de mercancías, del AVE, de las grandes líneas, los regionales y los cercanías.

IGUALDAD E INVERSION La nueva compañía competirá, en igualdad de condiciones, con los operadores que surjan en lo que respecta al transporte de mercancías y, si la UE lo autoriza en el 2008, también de pasajeros. La nueva Renfe cambiará su imagen, para lo que ha destinado 180.000 euros, e invertirá durante cuatro años 2.500 millones de euros en la compra de trenes, 811,4 millones el 2005.