Repsol registró el año pasado un beneficio neto de 1.950 millones de euros (324.453 millones de pesetas), un 3,5% menos que el ejercicio anterior. Los resultados después de impuestos se vieron afectados por un plan de saneamiento extraordinario por valor de 682 millones, de los que el 97% --667 millones-- se contabilizaron por parte del equipo presidido por Antoni Brufau, que se incorporó a finales de octubre sustituyendo a Alfonso Cortina.

El beneficio operativo, el auténtico reflejo de la evolución de la compañía, creció el año pasado el 17,8%, hasta llegar a 4.547 millones, impulsado sobre todo por el área de refino, cuyo margen aumentó hasta la tasa sin precedentes del 79%. El ingreso operativo de la compañía, 41.689 millones, creció el 12%.

El presidente de la petrolera, Antoni Brufau, destacó ayer que ahora persiguen el "crecimiento orgánico". En el futuro, dijo, se concentrarán en la actividad de exploración y producción, que ofrece mayor crecimiento.

Las provisiones del plan de saneamiento fueron incluidas bajo un principio contable de "máxima prudencia" para afrontar posibles contingencias fiscales, depreciación de activos en Brasil y Perú e incluso la liquidación de contrato del anterior presidente, Alfonso Cortina, que se embolsó 20 millones de euros (3.328 millones de pesetas) por la liquidación de su contrato mercantil en octubre pasado, según las cifras facilitadas ayer por la compañía.

La deuda se situó al cierre del ejercicio en 4.920 millones de euros, un 2,5% por debajo de la existente un año antes. La retribución complementaria dirigida al accionista en el 2004 aumentó un 25%, explicó la compañía.

SIMULTANEIDAD Mientras, el BBVA pidió el lunes a la Comisión Nacional de la Energía su permanencia en los consejos de Repsol e Iberdrola, aunque el regulador energético le había dado un mes para elegir entre una de las dos compañías, por problemas de competencia.