En el difícil equilibrio entre la desaceleración, la crisis financiera y la crisis inmobiliaria por un lado, y el temor a que se disparen los precios por el otro, la Reserva Federal (Fed) estadounidense ha optado por dejar en segundo plano el control de la inflación. Así, la institución que preside Ben Bernanke anunció ayer el recorte de los tipos de interés en 0,75 puntos, lo que deja el precio del dinero en EEUU en un 2,25%, su nivel más bajo desde diciembre del 2004.

En el comunicado emitido para explicar la decisión, la Fed afirma: "Las informaciones recientes indican que la previsión de la actividad económica se ha debilitado aún más. El crecimiento en consumo se ha ralentizado y el mercado laboral se ha suavizado. Los mercados financieros se mantienen bajo un considerable presión, y el endurecimiento de las condiciones crediticias y la profundización de la contracción del mercado inmobiliario probablemente influirán en el crecimiento económico en los próximos trimestres". Es decir, la economía estadounidense, lejos de mejorar, sigue dando señales negativas, arrastrada por una crisis financiera y crediticia que empezó con el desplome de las hipotecas basura subprime y a la que también contribuye el aumento del precio del petróleo.

CONTROLAR LA INFLACION Por eso, la Fed apuesta por rebajar los tipos pese a alertar de que "será necesario seguir controlando el desarrollo de la inflación". La máxima autoridad monetaria estadounidense confía en que el aumento de los precios "se moderará" en los próximos trimestres, debido a una prevista estabilización de los precios de la energía y de las materias primas y el alivio de las presiones sobre la utilización de los recursos. En febrero, la inflación estadounidense se situó en un 4% interanual. El IPC subyacente (que no cuenta los precios de la energía ni de los alimentos frescos), ascendió hasta el 2,3% interanual.

La decisión de la Fed era esperada en los mercados (que especulaban si sería un recorte de 0,75 o de un punto) y es coherente con las iniciativas adoptadas últimamente encaminadas a dotar de liquidez al mercado financiero. "La combinación de medidas debería ayudar a promover un moderado crecimiento y mitigar los riesgos de la actividad económica", reza el comunicado, que de todas formas también advierte de que "los riesgos para el crecimiento se mantienen".

El secretario del Tesoro, Henry Paulson, es de la misma opinión. "No hay duda de que el pueblo estadounidense sabe que el crecimiento económico ha descendido bruscamente", declaró ayer a la cadena NBC, lo más cerca que ha estado un miembro de la Administración de George Bush de pronunciar la palabra "recesión". La Casa Blanca seguía ayer expresando su confianza en que el paquete de medidas pactadas entre Bush y el Congreso darán resultado. La población empezará a recibir los cheques a partir de mayo.

BUENAS NOTICIAS Del mercado financiero llegaron ayer buenas noticias, recibidas con alivio por la Administración de EEUU y por Wall Street. La cotización de las entidades Lehman Brothers y Goldman Sachs se dispararon en la bolsa tras anunciar sus cuentas del primer trimestre, que resultaron mejores de lo previsto.

Goldman Sachs obtuvo un beneficio neto de 1.467 millones de dólares (929 millones de euros) en ese periodo, lo que supone una caída del 53% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, el mayor descenso desde 1999. Lehman Brothers ganó 489 millones de dólares (309 millones de euros), un 57% menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior, aunque finalizó el trimestre en positivo.