Lloró Bill Gates en su despedida. El presidente de Microsoft cerró 33 años de historia al frente de la compañía que se propuso introducir un ordenador en cada casa. La fiesta del adiós fue el viernes en la sede de Redmond (Washington), ante 830 de sus más de 90.000 empleados. Gates subió al escenario junto a su amigo y consejero delegado, Steve Ballmer, que le regaló un libro de recuerdos mientras repasaron su aventura.

"No habrá ni un solo día en que no piense en Microsoft y en las grandes cosas que está haciendo", dijo Gates entre aplausos, intentando evitar las lágrimas. "No hay forma de agradecérselo. Bill es el fundador, el líder. Nos ha dado una gran oportunidad", sentenció Ballmer, su compañero de clase en Harvard, antes de que Gates abandonara la universidad para fundar Microsoft en 1975 junto a Paul Allen con dos ideas visionarias que cambiarían la tecnología para siempre: el poder de las computadoras personales y el potencial para hacer una fortuna personal (valorada en 37.500 millones de euros) vendiendo software.

A partir del 1 de julio, este hombre de 52 años seguirá presidiendo Microsoft, pero dejará el día a día para dedicarse a esa gran pasión --la filantropía-- que comparte con su esposa. La Fundación Bill y Melinda Gates, con 24.000 millones de euros y tras la inyección económica de Warren Buffett, es la institución más rica del mundo.

Aunque ha prometido dedicar a Microsoft un día a la semana, todos saben que no volverá a pisar la oficina de la misma forma que ha hecho en los últimos 33 años.

Gates deja la empresa en manos de Ballmer en un momento clave, cuando han perdido la apuesta por Yahoo y parece que el reinado de la compañía, con Windows como el centro del mundo informativo y tecnológico, tiene los días contados frente al nuevo rey: Google. En el adiós reconoció un gran error: no haber sido capaz de ver cómo los buscadores y la publicidad online transformarían la industria. Y lanzó un mensaje para los escépticos: "Me encanta cuando la gente subestima a Microsoft. Cometemos errores, sí, pero aprendemos de ellos. Gran parte de nuestro mejor trabajo es resultado de eso".

El viernes hubo también espacio para las bromas. En enero ya presentó un vídeo donde ni Hillary Clinton ni Barack Obama, ni Bono o Spielberg daban trabajo a un entusiasta y desesperado Gates tras dejar Microsoft. "Estoy seguro de que algún día conduciré hasta aquí sin darme cuenta. Vendré a mi oficina y la estarán remodelando. Hoy se preguntaban si me iría a las cuatro o las cinco para empezar con las obras", apuntó entre risas, añadiendo que le dejará su oficina a Ballmer y él se mudará a una más pequeña en otra planta.

La televisión interactiva

Gates ha repasado su carrera en recientes entrevistas. ¿El mayor logro? "Microsoft es una de las pocas compañías que empezó con un sueño: cambiar la idea de que el software y los ordenadores personales no eran importantes. En aquel momento parecía una locura".

¿La próxima batalla? "Yo diría que la televisión interactiva será el próximo gran impacto". ¿Su salida de Microsoft? "Es difícil pensar cómo va a ser mi futuro cuando ya no esté aquí, pero tengo que quitarme de enmedio para dejar que otros avancen". Y así, con los manos cruzadas y su inconfundible cara de niño nerd, (algo así como de repelente empollón), dijo adiós a su imperio.