Quizá alguno de los miembros del Gobierno lo explique en sus memorias. Por ahora, ninguno admite ser el responsable de que la central de Garoña y la energía nuclear se colaran en el debate sobre el retraso de la edad de jubilación de una manera esperpéntica. Hasta el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, admitió el que habría supuesto un nuevo giro para el Gobierno. Alfredo Pérez Rubalcaba no quiso aclararlo: "No le echo la culpa a nadie". Para el vicepresidente, es una polémica "disparatada, que el Gobierno lamenta no haber podido cortar a tiempo".