Rusia consiguió ayer el "sí, quiero" de sus dos antiguos vasallos soviéticos, Kazajistán y Turkmenistán, para la construcción del gasoducto del Caspio, que deja en el aire el proyecto alternativo de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, que pretenden obtener acceso directo a los enormes yacimientos de hidrocarburos de esa región.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y los líderes kazajo, Nursultán Nazarbáyev, y turkmeno, Gurbangulí Berdimujammédov, firmaron una declaración conjunta que plantea la construcción del gasoducto a partir del 2008, tras una cumbre trilateral en el puerto turkmeno de Turkmenbashí, a orillas del Caspio. Putin y sus homólogos centro-asiáticos se comprometieron a firmar antes del 1 de septiembre un acuerdo intergubernamental que especifique detalles fundamentales del proyecto.

El presidente ruso manifestó que el gasoducto del Caspio incrementará el suministro de gas a Europa, pero descartó la participación de otros países en el proyecto. "Tres países son más que suficientes", afirmó Putin.

PREVISIONES Se prevé que la nueva canalización tendrá una capacidad inicial de bombeo de 12.000 millones de metros cúbicos anuales, que aumentaría hasta los 30.000 millones en el 2017. La capacidad del gasoducto existente, Asia Central-Centro (ACC), que une desde 1967 los yacimientos uzbekos, turkmenos y kazajos y exporta el carburante a Rusia y Ucrania, es insuficiente para afrontar la creciente demanda actual.

El acuerdo tripartito pone en duda el proyecto del gasoducto Transcaspio respaldado por la UE, que desea reducir su dependencia del gas ruso. Este plan cuenta con el respaldo de Washington. La UE confía en que Asia Central satisfaga para el 2030 un 20% de sus necesidades energéticas. Según el Instituto de Investigaciones Estratégicas de Kazajistán, las reservas de del Caspio llegan a unos 30.000 millones de barriles de crudo, así como a 5.000 millones de metros cúbicos de gas, cifras que convertirían al Caspio en la alternativa para Oriente Medio.

El gasoducto occidental, que costaría varias veces más que el gasoducto del Caspio, cruzaría el Caspio eludiendo Rusia para conectar los yacimientos de gas centroasiáticos con Azerbaiyán y con la conducción Bakú-Tiflis-Erzerum (Turquía). De la viabilidad del Transcaspio depende el proyecto Nabucco (Turquía-Bulgaria-Rumanía-Hungría-Austria).

Pero mientras el ministro de Energía ruso, Viktor Jristenko, descartó el proyecto Transcaspio, el apoyo de Turkmenistán, que se debate entre las presiones rusas y occidentales, no está descartado definitivamente. Berdimujammédov dio esperanzas a la UE al afirmar que el gasoducto Transcaspio "aún está en la agenda del día".