Los líderes mundiales que acudirán a la cumbre del G-20 siguen alimentando la expectativa de que el encuentro servirá para impulsar la reforma de los mercados financieros. El presidente ruso, Dimitri Medvédev, fue ayer todavía más lejos y avisó de que el principal mensaje con que acudirá a la cita es el de que es necesario alcanzar "más rápido" el pacto para la reforma financiera.

El acuerdo es necesario, dice en Suiza, porque no se puede excluir la posibilidad de que la ligera mejora de la economía sea solo temporal. En particular, Medvédev citó la necesidad de mejorar la auditoría y la contabilidad de las empresas, así como de reformar los derechos de voto de los países en los organismos económicos internacionales para hacerlos más representativos.

En muchos de los países que asisten a la reunión crece el temor de que EEUU y el Reino Unido frenen una reforma ambiciosa de los mercados financieros, por más que el presidente estadounidense Barack Obama haya defendido la necesidad de emprenderla a nivel mundial.

Uno de los países más activos a la hora de presentar diversas propuestas está siendo Alemania, inmersa en la campaña electoral. La cancillera Angela Merkel reiteró que su objetivo para la cumbre de Pittsburgh consiste en lograr que se endurezca la regulación del sector bancario. "Tenemos que acostumbrarnos a la idea de que no tendremos tasas de crecimiento exorbitantes, porque estas solo son posibles con el aumento de los riesgos", criticó, en referencia a la actitud de algunos países.

El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, solicitó que la reunión permita avanzar en la "estabilidad" financiera y en la reforma de las primas de los banqueros, temas "acordados" en la última cumbre.