El líder radical shií Moktada al Sadr jugará hasta el final al gato y al ratón con EEUU y sus aliados iraquís. Después de una jornada marcada por la confusión, con afirmaciones y desmentidos de parte y parte, a última hora de la tarde un portavoz de Alí Sistani en Londres anunció que los representantes de Sadr habían entregado las llaves de la mezquita del imán Alí a los delegados del gran ayatolá shií en Nayaf. Sin embargo, no había constancia de que los combatientes del Ejército del Mehdi hubieran dejado el mausoleo.

El Gobierno de Bagdad había explicado, al principio, que Sadr y sus milicianos habían salido del templo que controlan desde hace meses. "La policía iraquí controla el santuario junto con las autoridades religiosas", aseguró por la tarde un portavoz del Ministerio del Interior. Sin embargo, una hora después, los periodistas y fotógrafos que acudieron al lugar encontraron a los milicianos sentados tranquilamente sobre sus esteras, paladeando el té. Ayer por la noche, los rebeldes aún tenían el control sobre la mezquita.

CONTRADICCIONES Durante toda la jornada, el líder rebelde divulgó numerosos mensajes contradictorios. En un primer momento pidió a sus tropas "continuar los combates" y se negó a desarmar a sus hombres, como exige el Gobierno iraquí. Su llamamiento se producía después de una noche de violentos bombardeos sobre la ciudad. Desde el pasado jueves, los enfrentamientos alrededor de la mezquita y el cementerio vecino han causado 77 muertos y unos 70 heridos, según el Ministerio de Sanidad.

Después de una mañana de relativa calma, su portavoz, Ahmed al Chaibani, anunció súbitamente la salida de los milicianos de la mezquita y el traspaso del control sobre el edificio a la Marjaya, la más alta autoridad religiosa shií. Se trataba de una salida pacífica que permitía al Ejército del Mehdi no dar la impresión de estar rindiéndose ante los marines. "Debéis entregar las llaves de la mezquita a la Marjaya lo más pronto posible, para así impedir que los infieles entren", escribió Sadr a sus "hermanos" en el templo.

Milicianos y simpatizantes del clérigo radical llegados a Nayaf para servir de escudos humanos debían abandonar el gran edificio y cerrar sus puertas. Se suponía que un representante de Alí Sistani iría a reclamar las llaves. El escenario era por lo menos extraño, sobre todo teniendo en cuenta que Sistani se halla en Londres desde el comienzo de la crisis por motivos de salud, y que sus oficinas en Nayaf se encuentran prácticamente vacías.

Sin embargo, "las llaves fueron entregadas en el despacho", según declaró en Londres Sayid Murtadha al Kashmir, representante en la capital británica de Sistani. A partir de ahora, la suerte de Sadr y de sus milicianos es un enigma. Las fuerzas estadounidenses e iraquís tienen rodeada la mezquita, y el clérigo rebelde se niega a desarmar a su Ejército. Se ignora, de hecho, si permanece en el interior del mausoleo sagrado. Cuando Bagdad hizo correr la voz de que controlaba el templo, precisó que Sadr había logrado escapar, pero horas más tarde un portavoz dijo que sigue en Nayaf.

COMBATES EN CIUDAD SADR La gran rebelión shií de la ciudad santa tiene su equivalente en Bagdad, aunque a una escala más pequeña. Entre el jueves y ayer, 10 personas murieron y 79 resultaron heridas durante los combates que enfrentaron a soldados de EEUU con simpatizantes del clérigo en Ciudad Sadr, el barrio de mayoría shií de la capital. Los bombardeos de la noche del jueves en Faluya dejaron dos personas muertas, entre ellos un niño, mientras que en Al Anbar fallecieron dos estadounidenses.

Además, un grupo islamista divulgó por internet que ha secuestrado a 12 ciudadanos nepalís por colaborar con EEUU, mientras que la hermana del periodista estadounidense Micah Garen anunció que Sadr había pedido a sus secuestradores que lo liberaran. El Gobierno iraquí dijo que el ataque del jueves contra las oficinas de la Compañía de Petróleo del Sur --en Basora-- no ha tenido consecuencias sobre la exportación de crudo.

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