El impuesto sobre la renta (IRPF) es cada vez más un gravamen sobre los salarios que se declaran, y, cada vez menos, sobre las rentas empresariales o de capital. Todo ello, a pesar de las rebajas del IRPF abordadas por el Gobierno del Partido Popular en 1999 y en el 2002.

En el 2000 --segundo año de rodaje de la primera rebaja fiscal puesta en marcha por el equipo de José María Aznar--, los salarios representaron el 75,2% de la base imponible del impuesto (tres de cada cuatro pesetas declaradas entonces procedían de salarios). El año anterior, este porcentaje había sido del 74,9%.

Según la Memoria de la Administración Tributaria 2001, publicada recientemente por el Ministerio de Hacienda, las actividades económicas --empresariales o profesionales--, perdieron peso en el conjunto del impuesto sobre la renta, al caer del 12,8% al 11,8% de la base imponible total en la declaración sobre el ejercicio del año 2000. Las ganancias del capital representaron el 5,1% del total; los rendimientos del capital mobiliario, el 4,1% y los del capital inmobiliario, el 2,7%.

LAS RENTAS DEL TRABAJO

Además, el salario medio declarado por los contribuyentes es muy superior a la renta media que declaran los empresarios en el IRPF. El importe medio de las rentas del trabajo registró en el pasado año 2000 un alza del 6,03%, hasta los 13.958 euros (2,3 millones de pesetas). La media declarada por el colectivo de empresarios y profesionales, 8.921 euros (1.484.330 pesetas), registró incluso una caída del 0,26%. Esta cifra supone el 36% menos que la base imponible media de los salarios.

EVOLUCION DEL EMPLEO

El Ministerio de Hacienda atribuye el aumento de peso de las rentas salariales pese a los recortes aplicados en el impuesto "al reflejo de la favorable evolución del empleo" y al incremento de los ingresos percibidos por los trabajadores. El 83,8% de las declaraciones de la renta sobre el 2000 recogían en mayor o menor medida rendimientos del trabajo. Esta proporción supone también un aumento respecto al ejercicio precedente (el 82,5%).

Las modificaciones de los últimos años en el impuesto llevadas a cabo por el Ejecutivo del Partido Popular sí han servido, en cambio, para que las rentas de hasta 21.000 euros anuales (3,5 millones de pesetas), que son tres de cada cuatro de las declaradas, contribuyan menos a la recaudación total y para que las que en conjunto superan esa suma, especialmente por encima de los 30.000 euros anuales (casi cinco millones de pesetas), soporten una carga mayor, que se incrementa a medida que aumentan los ingresos.

RENTAS SUPERIORES

El 90% de las declaraciones sobre el ejercicio económico del año 2000 correspondieron a contribuyentes con rentas de hasta 30.000 euros anuales. En cambio, en 1999 pesaban el 91,14% y en 1998, el año anterior a la primera reforma fiscal, el 93,2%.

RECORTE SUSTANCIAL

También se detecta un sustancial recorte de 10 puntos en la aportación realizada a la cuota total de autoliquidación por parte de los niveles de rentas hasta 30.000 euros anuales, que bajó hasta el 43,5%. En el ejercicio económico de 1998, el anterior a la aplicación de la primera rebaja fiscal, significaban el 53,49%.

El tipo efectivo medio del IRPF en el año 2000 registró un ascenso hasta situarse en el 13,50%, frente al 13,01% contabilizado en el ejercicio anterior.