En mayo del 2007, Paul Wolfowitz, a la sazón presidente del Banco Mundial (BM), dejó su cargo. Acababa así un caso en el que se mezcló el morbo por la vida privada, el tráfico de influencias y los ajustes de cuentas por la vinculación de Wolfowitz con la guerra de Irak y los postulados neoconde George Bush. El escándalo se organizó porque Wolfowitz decidió el sueldo y la compensación por despido que recibió su novia, la economista Shaha Riza. Riza y Wolfowitz ya mantenían una relación antes de que él fuera presidente del BM.