Quiso dejarlo claro: no se trata de un libro de memorias a raíz de su dimisión como presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. De hecho, el texto se terminó en el verano del 2004, dos meses antes de ser nombrado para ese cargo. Pero Manuel Conthe no ha podido evitar verse reflejado en algún capítulo de su obra La paradoja del bronce , y postularse a sí mismo como un nuevo San Manuel, bueno y mártir , personaje del libro con el mismo título que escribió Miguel de Unamuno.

Conthe presentó el jueves una nueva creación literaria donde en 14 apartados aplica conocidas y menos conocidas paradojas psicológicas y sociales a la economía y la política. Si alguien pensaba que el expresidente de la CNMV es un hombre adusto se equivoca, ya que es capaz de hacer gala de un estilo ameno.

Una de estas paradojas se refiere a los dilemas que padece San Manuel en la obra de Unamuno y lo aplica, por ejemplo, al deber de silencio, como el que tenía el protagonista, un cura que había perdido su fe, o el que tienen los periodistas ante la figura del rey Juan Carlos. Pero utiliza también este dilema para sugerir que, como hizo él en el Congreso, donde exigió comparecer para explicar su forzada dimisión, "en el mundo real, el genuino santo, héroe o estadista es el que cuenta la verdad aunque a veces acabe martirizado".

Conthe sostuvo que su decisión de dimitir a raíz de su enfrentamiento con la CNMV por la opa de Enel y Acciona a Endesa fue "lo mejor" y criticó que "cuando te quedan dos años de mandato" se aleguen "motivos personales" para dejar un cargo público, en velada alusión al director del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato. Conthe no entiende que "de repente hayas decidido que vas a cuidar a tu familia y que ésta es ahora importantísima". Conthe no tiene pelos en la lengua, ni en la pluma. En su libro relaciona paradojas con los temas de Forum y Afinsa, donde no tiene empacho en afirmar que el Estado decidió de forma "premeditada" trasmitir la supervisión de estos negocios a las autonomías para evitar ser señalado como responsable subsidiario ante los afectados.

Tampoco tuvo reparo en sugerir que los dos últimos ministros de Economía, Rato y Solbes, solo han tenido suerte al gestionar un buen ciclo económico y que le molesta que "se pongan medallas cuando hay un buen dato macroeconómico aunque, en política, no cometer errores ya es un acierto".