La compañía Seat inició ayer una nueva etapa de concordia interna gracias a la firma de un convenio colectivo que ha costado una huelga y la solicitud de 415 despidos por 11 meses. La flexibilidad interna pactada permitirá absorber el excedente de plantilla y situar la fábrica de Martorell (Barcelona) en las condiciones necesarias para recuperar la producción de 20.000 coches del modelo Ibiza, que desde hace dos años se ensamblan en Bratislava (Eslovaquia).

El presidente de Seat, Andreas Schleef, afirmó ayer que el convenio colectivo que garantiza la paz laboral y una mejor adaptación de la producción a las ventas en los próximos cinco años "permite que ahora podamos afrontar esta cuestión, porque ésta ya no es la Seat de hace dos años". Schleef se refería a la tensión generada en el verano del pasado 2002 por la necesidad de trabajar más días festivos, que motivó la decisión de Volkswagen (VW) de trasladar un 10% del Ibiza a Europa del Este.