El sector promotor ha sido la rémora que ha llevado a cinco cajas españolas a suspender las pruebas de resistencia a la banca europea. La fusión de Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa, la de Sabadell, Terrasa y Manlleu (Unnim), la unión de las castellano leonesas cajas Duero y España, y Banca Cívica, la fusión fría de Navarra, Burgos y Canarias acumulan unas pérdidas de casi 10.000 millones de euros por este concepto en el peor escenario económico en que se basa el examen. Y ello sin contar los 1.115 millones de Cajasur, también suspendida, pero porque no se contempló su integración en la BBK.

Casi la mitad, 4.499 millones, son de Cataluña. El resto se lo reparten las castellanas (1.914), Cívica (1.750) y Unnim (1.715). En total, 9.878 millones, el 55% de los 17.948 millones de pérdidas brutas totales que tendrían que absorber por impagos y pérdidas de valor de sus créditos y por un supuesto deterioro de la deuda pública. La media del sistema es del 36%. El impacto promotor incluye tanto los créditos al sector como los activos que se han quedado las entidades a cambio de cancelar préstamos. Y es tan brutal que neutraliza los 13.877 millones que pueden absorber de pérdidas gracias a partidas como las provisiones, los beneficios, los dividendos que se percibirán, los menores impuestos a pagar, o las plusvalías por venta de activos.

QUEJAS Las cajas suspendidas han criticado que el examen se basa en unos supuestos sobre la vivienda excesivamente duros e improbables. Fuentes de Caixa Catalunya destacaron también que las entidades suspendidas tienen todos sus activos inmobiliarios en balance, mientras que otras entidades los han sacado mediante diferentes mecanismos. Los exámenes se basan en unas condiciones hipotéticas e improbables de deterioro económico general, pero luego se han aplicado otras particulares según la situación de cada país. Y las de España están entre las más duras. En el peor escenario, contemplan una caída del precio de la vivienda del 8,8% este año y del 15,2% el próximo, y una aún mayor del de las oficinas (35% y 30%).

El propio Banco de España ha reconocido que el deterioro aplicado al mercado inmobiliario español es excesivo, teniendo en cuenta su "comportamiento peculiar". Así, se determina una caída del precio de la vivienda terminada del 28%, de la vivienda en curso del 50% y del suelo del 61% desde su máximo de antes de la crisis.

La realidad es que desde entonces ha bajado el 12% y ya da señales de estabilización, con caídas cada vez menores. "No tiene ningún sentido como previsión", subrayó el gobernador, Miguel Angel Fernández Ordóñez.

La caída de la vivienda española del 23% entre este año y el siguiente está en línea con la que se ha calculado para otros países que ha sufrido burbuja inmobiliaria pero donde los precios son más volátiles, como el Reino Unido (20%) o Irlanda (25%). Contrasta además con la de otros países como Francia (9%), Italia (3,6%) o Austria (subirían el 4,7%). O con la de países que sufren una crisis peor que la española, como Grecia (7%) o Portugal (10%). La patronal de las cajas, la CECA, señala que no se han tenido en cuenta las "ventajas", ya que la mayoría cristalizarán más allá del 2011.