Francia vivió ayer una jornada de huelga en el servicio público --más seguida en el transporte que en la enseñanza o en correos-- en defensa del empleo, los salarios y las pensiones. Varios miles de ciudadanos se manifestaron en las principales ciudades para protestar especialmente por la reducción de funcionarios --uno de cada dos trabajadores públicos que se jubilan no es reemplazado-- y por la reforma del régimen de pensiones. El presidente, Nicolas Sarkozy, ha abierto una negociación para prolongar los años de cotización --en la actualidad 40-- o la edad legal para cobrar la pensión, que es de 60 años, una de las más avanzadas de Europa.

También en Portugal los trabajadores ferroviarios protagonizaron una jornada de paros que fue seguida, según los sindicatos, por más del 80% de los empleados.