La negociación sobre el futuro de la fábrica de Opel en Figueruelas (Aragón) se ha convertido en un problema de Estado en España y en Alemania. Con la presión de que la firma del contrato de venta de Opel por parte de General Motors (GM) a Magna depende del pacto en Aragón, los sindicatos UGT y CCOO reclaman al futuro propietario de la compañía que reduzca la cifra de 1.300 despidos para desbloquear la negociación.

El abultado recorte de una plantilla de 7.200 trabajadores es el único obstáculo para la firma de un acuerdo, según fuentes sindicales. Las mejoras en la oferta de Magna respecto al plan industrial han de ir acompañadas de una cifra de afectados por debajo de 1.000 junto a medidas no traumáticas como bajas incentivadas y prejubilaciones. La última propuesta de Magna deja abierta la cifra del ajuste laboral y acepta garantizar un mínimo de producción hasta el 2013 equivalente al 70% de los modelos de la plataforma pequeña de Opel (Corsa, Meriva y Combo), así como inversiones por cuantificar. El otro 30% lo asumiría la planta alemana de Eisenach. Ese esquema no es malo, a juicio de los sindicatos, como transición hasta que en el 2013 Figueruelas asuma el 72% de la producción.

Del acuerdo laboral en Aragón dependerá también la participación de España en la ayuda financiera de 4.500 millones a Magna, que puede ascender a unos 1.500 millones. La comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, cuestionó el proceso de venta de Opel debido a que las ayudas prometidas por Alemania estaban condicionadas a que se seleccionara a Magna.