Al límite. El sistema eléctrico español no da abasto. Es una de las conclusiones del Observatorio de los Mercados Europeos de Energía realizado por la consultora especializada Capgemini. Según el estudio, España es el país en el que, como consecuencia de la ola de calor del verano del 2005 y posteriormente de frío en invierno, mayor desequilibrio se produjo entre la producción energética y la demanda durante el pasado año y principios de este 2006.

Así, el estudio destaca que "el caso más ilustrativo para este periodo es el de España, donde la capacidad real de suministro se redujo un 4% a pesar del aumento de 5.500 megavatios, o el 8%, de la capacidad de generación". El fenómeno que más incidió en el pico de la demanda fue el uso del aire acondicionado.

Esta alerta coincide con la lanzada recientemente por Enagás, la compañía que se ocupa de la red de gasoductos en España. La empresa advirtió de que durante el próximo invierno se pueden producir apagones debido a la congestión del sistema para suministrar combustible a las centrales que producen electricidad a partir de gas. La peor situación se concentra en las redes de gasoductos del área de Levante.

La demanda eléctrica creció en septiembre pasado un 5,9%, hasta los 20.693 gigavatios por hora. En los nueve primeros meses del año, la demanda acumulada ascendió a 190.229 gigavatios por hora, con un crecimiento del 3,8%. La energía producida por las eléctricas hasta el 30 de septiembre llegó a 156.122, con un crecimiento del 7,9%.

IMPORTACION El resto de la oferta suele ser cubierta con la energía que producen las industrias que venden su excedente al sistema, que suponen casi la quinta parte de la oferta. También se recurre a la importación, aunque este año se vende más electricidad fuera que la que se compra. El panorama tampoco es halagüeño en el conjunto de Europa. El margen medio entre la oferta y la demanda de electricidad "tocó fondo" al situarse en el 4,8% en el 2005 y principios del 2006, frente al 5,8% del 2004.

El descenso de este margen fue el resultado tanto de un alza del consumo, al que no se hizo frente con un número suficiente de nuevas centrales, como de la canícula sin precedentes del verano del 2005, seguida de rachas de frío y de una pluviosidad escasa en Francia y España. Capgemini advierte de que la seguridad del suministro en Europa está "bajo una enorme presión".