El comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, protagonizó un pulso titánico de nueve horas durante la noche del lunes al martes en defensa del respeto de las normas comunitarias, frente a las maniobras de la presidencia italiana para satisfacer las exigencias de los motores europeos, Alemania y Francia. La presidencia italiana mantuvo contactos bilaterales por separado con cada uno de los ministros, hasta que obtuvo la mayoría suficiente para aprobar el compromiso político.