España advirtió ayer de que no aceptará ningún sacrificio en sus ayudas europeas a partir del 2007 en aras de la ampliación si Gran Bretaña, un país mucho más rico, mantiene su caduco privilegio de recuperar la mayor parte de su contribución anual a las arcas comunitarias, conocido como el cheque británico.

Los ministros de Economía y Finanzas de la UE mantuvieron un nuevo pulso en Luxemburgo sobre el próximo marco presupuestario comunitario para el periodo 2007-2013, que concluyó con amenazas de veto cara a la crucial cita ministerial del domingo, previa a la cumbre.

España, que se juega la pérdida de miles de millones de euros de ayudas netas anuales a partir del 2007, fue muy clara: "El cheque británico debe reducirse el máximo posible", afirmó el vicepresidente económico, Pedro Solbes. Gran Bretaña recibe cada año desde 1984 la devolución del 66% de sus contribuciones netas al presupuesto comunitario, lo que representará este año unos 5.115 millones de euros, el 14% de los cuales será aportado por España, según los cálculos de la Comisión Europea.

A partir del 2007, el importe de ese cheque británico podría alcanzar los 8.000 millones anuales y dejaría sobre las espaldas de los otros antiguos estados miembros, como España, el coste de financiar la integración del Este.

Solbes señaló que la solución ideal sería suprimir totalmente el cheque británico, pero admitió que su desaparición de golpe no sería aceptable por Londres, por lo que defendió un drástico recorte del mismo. El ministro británico de Finanzas, Gordon Brown, reiteró impasible la amenaza de vetar cualquier acuerdo que cuestione esas devoluciones.

El presidente semestral de la UE, el primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker, advirtió tras la reunión que, si los Veinticinco no demuestran "responsabilidad" en la cumbre del 16 y 17 de junio y no pactan el presupuesto, "la UE se hundirá en una crisis duradera".