Ahora que arrecia lo que ya se conoce como "la segunda ola" de la crisis bancaria internacional, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, admitió ayer que "tenemos que estar preparados para intervenir" en ayuda de las entidades financieras que lo necesiten. "El sistema financiero español es muy sano" --dijo--, lo cual no quiere decir que "en una crisis que dura tiempo, al final, puede haber entidades más frágiles que otras", añadió.

La posible intervención del Gobierno español en entidades financieras ya no es un tabú. Desde que se ha iniciado el rescate de Caja Castilla-La Mancha mediante su absorción por Unicaja, hablar de una posible intervención pública en el sector financiero español ha dejado de ser una simple hipótesis. El Gobierno está "preparado" para intervenir si una entidad presentara problemas de solvencia, pero, según Solbes, hay muchas formas de "intervención".

"NACIONALIZACION" Durante su intervención en un foro organizado por BBVA y ABC, Solbes describió cuál podría ser la hoja de ruta del Gobierno ante dificultades en el sector financiero, desde la fórmula más "light ", a la más dura. La forma más light de intervención pública sería la planteada en el caso de dos entidades que deseen fusionarse entre sí. Este sería el caso del proyecto de fusión entre Caja Castilla-La Mancha y Unicaja. En una situación así (a la que Solbes no se refirió de forma expresa), la intervención pública se limitaría a la autorización --o no-- del Banco de España, tras valorar la viabilidad de la entidad resultante.

En el polo opuesto, la intervención más dura sería la nacionalización. O, lo que es lo mismo, la entrada del sector público en una entidad adquiriendo el 100% de su capital, o su control.

Entre ambos extremos, el vicepresidente se refirió a la utilización del Fondo de Garantía de Depósitos para sanear una entidad --que es el mecanismo con el que se resolvieron en España las crisis bancarias de los 70 y los 80-- o bien, la inyección de capital en las entidades, que es la herramienta preventiva de la que se dotó el Gobierno en octubre pasado, de forma coordinada con el resto de la UE.

Lo que sí quiso dejar claro el ministro es que la inyección de capital público en una entidad "no tiene sentido" si no se sanea y que las fusiones solo deben tener sentido si dan como resultado más solvencia. Estas parecen ser las dos premisas del ministro de Economía.

Solbes describió como fracasos los procesos de recapitalización pública de entidades en Europa, "que han vuelto a tener problemas" y que van a requerir nuevas inyecciones, porque no han sido saneadas. Aunque evitó dar nombres, el caso del banco holandés ING es el ejemplo de una entidad recapitalizada por el Estado y para la que el mercado espera nuevas aportaciones.

Además, el vicepresidente fue crítico con algunas medidas de intervención pública en entidades europeas capaces de generar agravios comparativos en el mercado único y advirtió contra "el proteccionismo" financiero de los estados.

Este principio, junto con el de "mayor transparencia" en los mercados, el freno a los paraísos fiscales y la "regulación y supervisión sólida de actividades, mercados y productos financieros" forman parte de la agenda que la UE defenderá en la reunión de abril del G-20 en Londres.