El vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, dedicó ayer gran parte de su rueda de prensa en Washington a hablar sobre "la situación atípica" que el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, ha generado al presentar lo que Solbes calificó de "renuncia condicionada". El vicepresidente, que dijo sentirse "perplejo", lamentó que las acciones del presidente de la CNMV dañen la imagen de toda una institución.

Según Solbes, después de que Conthe se quedara en minoría en la CNMV respecto al proceso de opas sobre Endesa, el presidente tenía dos opciones: "aceptar que la mayoría tiene una decisión diferente a la suya y aplicar las medidas pertinentes" o presentar su renuncia, pero no dimitir con la condición de comparecer ante la Comisión de Economía del Congreso, ya que eso, si bien no es un problema en "términos formales", sí supone una "anomalía" de las reglas. "El Gobierno no puede confiar en alguien que crea su propia norma y exige a los demás que la acepten", afirmó.

A pesar de que el pulso de Conthe con el Gobierno ha marcado los últimos días y marcará los siguientes en el Parlamento --el martes se debatirá su comparecencia en la Comisión de Economía, el miércoles el PP presentará cinco preguntas al Gobierno y el jueves se votará una moción--, Solbes prefiere no hablar de "crisis" y negó las acusaciones de Conthe de que el Ejecutivo ha intentado influir sobre el órgano regulador.

DEBATE EN EL FONDO En cuanto al papel de España en la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI), Solbes ha mostrado su apoyo a la reforma del organismo para que cambie sus funciones iniciales --prestar recursos a países en dificultades a cambio de planes de saneamiento-- y se plantee "temas de cooperación y de supervisión", en palabras del ministro. Pero para ello es necesario que el FMI zanje el debate sobre las cuotas de los países, una pugna entre las potencias económicas clásicas y los países en vías de desarrollo.