En boca de los políticos, particularmente los de las áreas no económicas pero no solo, los mercados parecen muchas veces transmutarse en una especie de presencia amorfa y amenazante, un demiurgo perverso que nos ataca sin razón. Pero como bien explicó ayer el gobernador del Banco de España, "los mercados no son sino personas".

Personas, sí, que se mueven por el interés de ganar dinero y que "oscilan entre la avaricia y el temor, según se obsesionen con la rentabilidad o con el riesgo". Ese temor al riesgo, que colocó en una situación tan comprometida a España hace apenas unos días, se ha atenuado, pero sigue siendo el mar de fondo que explica el humor de los inversores.

Las decisiones del Banco Central Europeo (BCE) y del Gobierno español han permitido que el tradicional rally bursátil de cada final de ejercicio se repita este año, si bien de forma más moderada. Los gestores tienden a comprar acciones por temas fiscales o para reordenar carteras de cara a los resultados del ejercicio. Pero en esta carrera, una vez más, España ocupa los lugares de cola.

Los inversores están pendientes de la reunión del Consejo de Europa de finales de esta semana, en la que se espera que se defina el futuro mecanismo de rescate permanente de países en problemas. El rotativo Financial Times aseguraba ayer que las autoridades europeas se estaban planteando que el actual fondo compre deuda para estabilizar el euro, pero fue desmentido por las autoridades de Bruselas.

Habrá que ver cómo reaccionan los inversores al encuentro. Un nuevo mensaje de desunión podría desestabilizarlo todo otra vez y acabar con el incipiente y frágil rally. Pero de momento las cosas van bien. Las bolsas de Alemana, Francia y Estados Unidos se mueven en máximos de los últimos dos años.

Claramente más atrasado, el Ibex 35 solo se apuntó ayer un alza del 0,29%, hasta los 10.151,2 puntos, frente a una media europea del 0,7%. Sigue inmerso, en definitiva, en un movimiento lateral, que según los expertos solo romperá si supera los 11.000 puntos.

Pero claro, es normal que cualquier persona vestida de mercado se lo piense dos veces antes de invertir en España cuando siguen proliferando opiniones ominosas. Ayer, la de la agencia Moody´s, que amenazó con rebajar la calificación a la banca española.

Una advertencia que hace unas semanas hubiera provocado una debacle, pero que en el actual clima de opinión prenavideño tuvo un efecto menor. Las moderadas caídas de la mayoría de los bancos fueron compensada por el resto de firmas.