La crisis de la deuda soberana pasa temporalmente a un segundo plano. Resuelto el rescate de Irlanda y aclarado que el Gobierno español está dispuesto a tomar las medidas necesarias para aplacar las reacciones extremas de los mercados, los catalizadores de la sesión se desplazaron hacia otros motivos. Prueba de ello es que los inversores no dieron acuse de recibo a la nueva bajada de la calificación de riesgo de Irlanda por parte de Fitch.

El mismo efecto tuvo en las cotizaciones el comentario del jefe de la misión del FMI en Grecia, Poul Thomsen. Advirtió de que el país afrontará graves dificultades si el Gobierno no acelera la aplicación de reformas fiscales.

Pero los inversores se buscaron otras excusas para mover las cotizaciones. El motor de la sesión fue el dato de desempleo semanal en Estados Unidos, suficientemente positivo como para que el Ibex 35 mantuviera la tendencia alcista y cerrara en los 10.185,5 puntos, el 1,06%, después de marcar máximos en los 10.230,30 puntos. En línea con las ganancias de la mayoría de las grandes plazas.

Puestos a buscar razones para apostar por las subidas, los inversores encontraron sólidos argumentos en Repsol y el anuncio de que quiere vender parte de su filial argentina YPF a inversores institucionales de EEUU. También las tuvieron con Vueling. Su cifra de actividad hasta noviembre impulsaron la cotización el 2%. Pero al margen de valores concretos, en el fondo subyace la idea de que si no hay razones que contravengan la tradición, diciembre suele ser alcista. Preparados pues para el rally de fin de año, que ya hace más de una semana que se mantiene. Desde el mínimo de los últimos cuatro meses (9.267 puntos, el 30 de noviembre), el indicador ha sumado una revalorización del 8,5% en los últimos nueve días. Habrá que tomarlo como una señal de que si las turbulencias amainan, las valoraciones son suficientemente bajas como para tomar posiciones.

Dicho esto, el Comité Asesor Técnico del Ibex 35 también tomó partido y decidió los cambios que deberán producirse a partir del 1 de enero en el índice de referencia del mercado español. Se incorpora Amadeus, mientras que lo abandona Banesto. La poca liquidez del valor bancario --su capital flotante es solo el 10%-- hacía presuponer la salida. Son previsibles ajustes en la cotización de esos títulos, más determinada por la ponderación que le corresponde en los fondos de inversión que reproducen el indicador que por la posible sorpresa del cambio.