La automovilística estadounidense General Motors formalizó ayer con una declaración de intenciones la venta de su filial Saab Automobile al productor de deportivos sueco Koenigsegg Group. El acuerdo, que se espera cerrar a finales del tercer trimestre de este año, incluye un compromiso de financiación de 433 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones avalado por el Gobierno sueco.

Desde hace días, la automovilística de lujo sueca se barajaba como la aspirante más seria a la compra de la insolvente Saab, cuyas ventas cayeron el año pasado por debajo de las 100.000 unidades.

DEPORTIVOS Fundada en 1994, Koenigsegg produce anualmente una veintena de deportivos de lujo a un precio mínimo de 720.000 euros. El tamaño de la empresa --con una plantilla de 40 empleados-- había cuestionado si Koenigsegg era capaz de hacerse con la filial estadounidense, que cuenta con 3.400 empleados y una producción anual de 94.000 vehículos. Sin embargo, desde Koenigsegg se asegura que detrás de la compra no solo está la pequeña compañía con sede en ngelholm, sino un consorcio con fondos suficientes, entre los que se incluyen inversores noruegos y estadounidenses. El anuncio forma parte del plan de recuperación de GM.