En cuanto al tamaño, el estudio apunta que la superficie media de la vivienda en España es de 105 metros cuadrados. A medida que ésta aumenta, el precio final del inmueble disminuye de forma clara, de tal modo que se paga mucho más caro, en proporción, el metro cuadrado de las viviendas de menos de 105 metros que el de los inmuebles mayores. Desde 350 metros de superficie, el comprador puede conseguir precios con una valoración un 20% menor.