Heinrich Kieber, el topo del banco LGT de Liechtenstein que ha levantado un escándalo con sus revelaciones sobre cuentas opacas, es, a su vez, un astuto estafador que llegó incluso a simular que era piloto manipulando programas informáticos de las aerolíneas suizas. En el 2003 fue condenado en Liechtenstein a cuatro años de prisión por varias estafas, entre ellas la compra de un piso en Barcelona. Kieber pagó esa vivienda con una parte en efectivo y un cheque y la revendió antes de que se supiera que era un cheque sin fondos.