El sonido de la añeja e indómita Africa llega desde Cantón, huérfana de sabanas y elefantes.

Las vuvuzelas son en el Mundial de Suráfrica la única huella de China, a la que se le dan mejor las manufacturas que el fútbol. De su costa oriental procede la mayoría de esas trompetas largas que remiten a un enjambre de abejas, una estampida de elefantes y una alarma antinuclear, todo a la vez.

Cinco fábricas chinas de las provincias de Zhejiang y Guangdong concentran el 90% de la producción mundial de las ubicuas y súbitamente célebres trompetas, utilizadas en la antigüedad para convocar reuniones o alertar de peligros.

Se empezaron a comercializar en los años 70, aún de metal. Neil van Schalkwyk, surafricano, conserva los derechos del nombre y ahora las vende con un par de tapones. El empujón final fue chino con el procedimiento habitual de abaratar costes. Las vuvuzelas chinas son de plástico.

"Nunca imaginé que pudieran ser un éxito tan grande", reconoció Lin Xiaosheng, propietario de la juguetera Guang Da Toys, en Yiwu (Zhejiang). Cuando en el 2003 un cliente le enseñó una vuvuzela, no supo arrancarle el sonido, a pesar de soplar con todas sus fuerzas, pero debió de verle futuro.

En el Mundial de Alemania 2006 vendió 200.000, y en Suráfrica ya ha alcanzado un millón. De Jiying Plastic Product Corporation también salieron un millón de trompetas, solo en cuatro meses (de enero a abril), casi todas hacia Suráfrica. Su propietario, Wu Yijun, espera doblar los beneficios del año pasado y dice sentirse "muy orgulloso" cuando escucha las vuvuzelas en la televisión, aunque ha prohibido soplarlas en la fábrica a sus 90 trabajadores. "El sonido es realmente molesto, y hay quien no lo aguanta, pero ya forma parte del paisaje del Mundial, y a mucha gente parece gustarle", dijo a la prensa local.

La competencia entre las cinco fábricas chinas ha menguado el beneficio del 20% hasta el 5%. Producir cada trompeta cuesta unos tres yuanes (0,35 euros) y se venden en Suráfrica entre 2,10 y 6,40 euros. La vuvuzela martiriza a jugadores y televidentes. Algunas cadenas retransmiten sin sonido ambiente. Un estudio de la Universidad de Pretoria demostró que la exposición prolongada causa pérdidas auditivas. Sin embargo, los fabricantes chinos dicen que la vuvuzela no morirá con el Mundial. Las ventas han aumentado en China, Europa y EEUU. En el Reino Unido se vende una vuvuzela cada dos segundos, y las compañías de compra por internet, como Amazon, han multiplicado por 10 sus pedidos.