Probablemente no le quedaba otra, aunque solo fuera por una cuestión de imagen. Toyota anunció ayer casi a regañadientes que acepta pagar la multa de 12,17 millones de euros que le impuso hace unas semanas el Departamento de Transportes de EEUU por poner en peligro la seguridad de los conductores al no comunicar a las autoridades los fallos en el acelerador de varios de sus modelos.

"Aceptamos pagar para evitar un litigio judicial", afirmó la multinacional japonesa en un comunicado, en el que reiteró que su objetivo sigue siendo trabajar para que sus vehículos sean "seguros, fiables y de alta calidad", y lamentó que la Administración Nacional para la Seguridad en las Carreteras cerrara el caso con una multa porque creen que actuaron de buena fe.

El secretario de Transportes reiteró ayer que Toyota puso en peligro la seguridad de sus clientes. Ray LaHood celebró que la compañía haya aceptado pagar la multa y advirtió que seguirá con la investigación para determinar si la firma cumple sus obligaciones.