Los efectos para la economía española de la deslocalización, el traslado de empresas a otros países con un nivel de desarrollo más bajo para así beneficiarse del menor coste de la mano de obra en ellos, es mucho menor de lo que normalmente se asume, según constata un reciente estudio de la Facultad de Economía de la Universidad Complutense, en Madrid. El estudio refleja que, desde 1999 hasta mayo del presente año, este fenómeno sólo ha supuesto el 0,1% del producto interior bruto (PIB) y, en puestos de trabajo, alrededor de 18.000 en todo este periodo.

La investigación, realizada por los catedráticos de Economía Rafael Myro y Carlos Manuel Fernández-Otheo, reconoce que "se revela con claridad" la atracción que ejercen entre las empresas los países del centro y del este de Europa por los bajos costes del empleo.

Sin embargo, sostiene que los efectos de la deslocalización se concentran, de momento, en sectores de alta tecnología específicos, como los de maquinaria de oficina y ordenadores, electrónica e instrumentos de precisión. Ejemplo de esto sería el traslado de compañías como Alcatel, Philips, Rank Xerox o Sony.

En opinión de Myro, "estamos ante un fenómeno que se desarrolla progresivamente, pero con lentitud. Aunque la influencia de los países del Este de Europa resulta clara, el proceso de desinversión y deslocalizaciones que ha suscitado no ha alcanzado una gran importancia".

El estudio, por último, propone, como medida para frenar la deslocalización, "una política económica dirigida a incentivar la innovación propia y a flexibilizar el mercado de trabajo".