En el momento más inoportuno posible para la economía española, la agencia Standard & Poor´s rebajó ayer la calificación de la deuda española un escalón, desde la categoría AA+ a AA. La noticia se conoció en pleno tsunami de ataques de los mercados financieros contra los países del euro, un día después de haber rebajado la deuda de Grecia a la categoría de bono basura y de haber reducido en dos escalones la nota de Portugal. La sensación de contagio del virus griego resultó inevitable.

La respuesta no puede ser otra que la que trata de dar Grecia: más rigor en las cuentas públicas y demostraciones de virtud. No está en juego solo la solvencia y el precio de la deuda, sino la estabilidad del euro, que ayer volvió a bajar frente al dólar.

Las razones que aportó ayer S&P para justificar tan sonora bofetada se basan en que, según sus previsiones, el PIB crecerá a medio plazo menos que lo previsto por el Gobierno. Por ello, dicen, será muy difícil el déficit público al 3% en el 2013, si no se adoptan nuevas medidas sobre los gastos o los ingresos. Ade- más, S&P calcula que la deuda llegará al 85% del PIB en el 2013 (el Gobierno prevé el 74%) y el paro, al 21%.

CALIFICACION "EXCELENTE" Las dudas sobre el déficit no afectan al 2010, ejercicio para el que dan por seguro que se cumplirá la previsión del Gobierno de rebajarlo hasta el 9,8%. Además, según los analistas de S&P Marko Mrsnik y Myriam Fernández de Heredia, la calificación AA sigue siendo "excelente", que indica que la capacidad de España para hacer frente a sus compromisos financieros es "muy fuerte". La agencia considera que "hay muy poca diferencia" entre la calificación AA+ y AA y que, en ambos casos, la posibilidad de impago de la deuda "es cero".

Por todo ello --ya que no había una razón urgente y la posibilidad de impago es cero-- resulta difícil entender la decisión adoptada por S&P, en pleno tsumani financiero. Fue interpretada como que España está en el mismo saco que Grecia y que Portugal.

Ahora se entiende la andanada del día anterior de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega contra la falta de credibilidad de las agencias de calificación y sus "estrepitosos" fracasos. Los gobiernos, como clientes que son de ellas y a quienes pagan por sus estudios, conocen con antelación sus informes.

De la Vega ya debía saber el martes que S&P tenía preparada una bomba. Algo debía saber también la Comisión Europea, ya que antes de conocerse la noticia instó a las agencias a ser "rigurosas" y "responsables", en este periodo "difícil". Los analistas de S&P defendieron la asepsia de sus estudios. Algunos analistas dan por hecho que las otras dos agencias, Moody´s y Fitch, también rebajarán la nota a España.

El Gobierno se esforzó en minimizar la negativa noticia y en aportar, como contrapartida, otros elementos positivos. Sin ir más lejos, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero señaló en el Congreso que la economía española podría haber salido ya de la situación de decrecimiento en la que está sumida en los últimos trimestres.

Más concreta, la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, quiso restar transcendencia a la opinión de S&P. Según dijo en TVE, hay que estar "tranquilos" porque el Gobierno tiene en marcha un plan para reducir el déficit. "Lo estamos poniendo en marcha y estamos cumpliendo uno por uno todos los plazos que nos hemos marcado y así los mercados lo van a apreciar", explicó.

LA DEUDA SERA MAS CARA La consecuencia más inmediata de una rebaja del rating de un país es el encarecimiento de su deuda. Es previsible que a partir de ahora cueste más trabajo colocar los títulos en los mercados y que el Estado tenga que pagar un interés más alto. "No tenemos evaluado el impacto de nuestras previsiones en los mercados", respondieron ayer en S&P. En su opinión, España va a poder captar los casi 80.000 millones que necesita este año sin problemas, a unos tipos "muy bajos".

El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, expresó su sorpresa por las débiles previsiones de crecimiento formuladas por S&P, (una media del 0,6% hasta el 2013). A su juicio, la rebaja de la calificación tendrá un efecto "limitado" sobre los mercados.

PLAN DE AUSTERIDAD El antídoto que queda en manos de España para evitar un mayor contagio del virus griego es la adopción de medidas concretas que refuercen la credibilidad del Plan de Estabilidad presentado por el Gobierno. Eso es lo que, a partir de ahora, va a vigilar S&P. El Consejo de Ministros aprobará mañana ese plan, que debe ayudar a reducir el gasto público en 55.000 millones hasta el 2013. El Gobierno no tiene más remedio que utilizar ese ajuste como primera y contundente respuesta a los mercados.

La situación de Grecia, las resistencias alemanas y la incertidumbre sobre la crisis no son grandes estabilizadores de las bolsas. Hasta tal punto, que durante toda la mañana de ayer los mercados europeos vivieron con desconfianza y temor los acontecimientos económicos.

Cualquier razón era un buen pretexto para animar el afán vendedor que parece haber invadido la bolsa española, portuguesa y griega. Y, por contagio, el resto de parquets europeos. Solo fue necesario conocer la resolución de la agencia S&P para que en 10 minutos, casi a punto de cerrar la sesión, el Ibex 35 perdiera el 2,9%. El Eurostoxx 50, en el que cotizan los principales valores europeos, también se dejó el 1,77% durante la sesión.