La Unión Europea está preparada para salir al rescate de Irlanda, Grecia o Portugal en caso de que las autoridades de estos países soliciten la ayuda de sus socios.

Tras días de nerviosismo en los mercados de deuda y de rumores sobre una inminente intervención por la situación irlandesa, las instituciones europeas han vuelto a insistir hoy en que Dublín no ha pedido asistencia financiera de momento.

"La UE tiene los instrumentos necesarios para proveer de asistencia (a Irlanda), si estos son solicitados y son necesarios. Pero las autoridades han dejado claro que no la han pedido y que sus necesidades financieras están cubiertas hasta el verano", ha dicho el portavoz de Asuntos económicos y monetarios de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj.

CONTACTOS DE ALTO NIVEL

Aunque ninguna institución ha confirmado de manera oficial el inicio de negociaciones para poner en marcha el plan de rescate, un alto responsable europeo, que pidió no ser citado, ha reconocido hoy la existencia de contactos de alto nivel encaminados a dejar listo el mecanismo para su uso si fuera necesario.

Irlanda podría recurrir al fondo comunitario de 60.000 millones de euros que administra la Comisión Europea. Este fondo forma parte del mecanismo de 750.000 millones de euros que los gobiernos europeos pusieron en marcha en mayo pasado -con el apoyo del Fondo Monetario Internacional- para prevenir una eventual suspensión de pagos de un Estado de la Eurozona.

INFLUENCIA ELECTORAL

En todo caso, corresponde al Gobierno irlandés, o de cualquier otro en apuros, la decisión de solicitar la ayuda del mecanismo de rescate. La citada fuente que prefiere mantenerse en el anonimato interpretó que la debilidad del Gobierno irlandés y las próximas citas electorales podrían estar influyendo en la decisión de Dublín de no solicitar por ahora el rescate, pese a la fuerte presión que está sufriendo su deuda soberana en las últimas semanas y las ingentes necesidades de financiación de su sector bancario.

Aunque el sector público irlandés podría superar sus dificultades sin la ayuda de sus socios, la posibilidad de que el sector bancario se reestructure sin ayuda exterior suscita muchas dudas. El rescate del sistema financiero irlandés, que tiene un gran peso en la economía celta, costará al Gobierno unos 50.000 millones de euros, lo que elevará la cifra de déficit público en 2010 hasta el 32% del PIB. Las inyecciones de liquidez y capital que necesitan las entidades afectadas, entre ellas el Anglo Irish Bank, desbordan la capacidad del Gobierno y encontrarán difícil apoyo en el sector privado.

Altafaj ha pedido que no se establezcan "comparaciones entre situaciones que no son comparables", por la situación de Grecia y Portugal, y ha destacado que los Estados miembros de la Unión Europea afectados por la crisis de la deuda "están tomando las medidas necesarias".