Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro discrepaban anoche sobre cómo restablecer la confianza de los mercados financieros en la zona euro y en la solvencia de los países con más déficit o deuda pública, como España, Portugal, Italia y Bélgica, después de que Grecia e Irlanda se hayan visto obligados ya a pedir la ayuda europea. El anuncio del plan de salvamento de Irlanda no ha logrado devolver la confianza y solo la intervención selectiva del Banco Central Europeo (BCE) en la compra de deuda pública en el mercado ha frenado los ataques especulativos.

La propuesta de ampliar el importe del mecanismo de rescate más allá de los 750.000 millones previstos actualmente para así disipar cualquier duda de los inversores tropezaba anoche con la firme oposición de Alemania.

Otros países, como Francia y Holanda, consideraban que la cuestión era "prematura" porque, tras la ayuda externa de 67.500 millones prevista para Irlanda, aún estarán disponibles prácticamente 700.000 millones, lo que constituye una cifra más que considerable. Fuentes de algunas delegaciones nacionales también expresaron su temor a que el anuncio de un aumento del fondo de rescate podría ser malinterpretado por los mercados como la preparación del salvamento de nuevos países de la zona euro, con lo que su efecto sería contraproducente.

RECUPERAR LA ESTABILIDAD La vicepresidenta Elena Salgado eludió pronunciarse sobre si España respaldaba la ampliación del fondo de rescate. "España lo que quiere es que podamos dar cuanto antes estabilidad a la zona euro", declaró al llegar a la reunión del Eurogrupo.

La ampliación del fondo de rescate, al menos del mecanismo permanente que funcionará a partir del 2013, fue defendida por el presidente del BCE, Jean- Claude Trichet, y por el director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, como estrategia para demostrar que ningún ataque especulativo contra los países de la zona euro podrá tener éxito.

Strauss-Kahn, que participó como invitado a la reunión del Eurogrupo, instó a los ministros a ampliar el fondo de rescate y recomendó al BCE que actúe de forma mucho más agresiva en el mercado para comprar deuda pública de los países de la zona euro más frágiles y penalizar así a los especuladores.

OPOSICION DE BERLIN La cancillera alemana, Angela Merkel, también rechazó desde Berlín la posibilidad de crear eurobonos conjuntos para financiar la deuda pública de los países de la zona euro, como habían propuesto en una tribuna conjunta en el Financial Times el presidente del Eurogrupo, el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, y el ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti.

Juncker y Tremonti señalaron que la emisión conjunta de eurobonos demostraría a los ciudadanos y a los mercados que el "euro es irreversible", frente a las dudas que siembran los economistas y medios de comunicación anglosajones.

Alemania se ha opuesto siempre a cualquier emisión de deuda pública colectiva europea, incluso para financiar las grandes redes de infraestructuras. Alemania, que se beneficia de los tipos de interés más bajos de Europa, teme que cualquier mecanismo de este tipo encarezca el coste de su deuda pública y debilite su credibilidad en los mercados financieros. "Los eurobonos no permitirían la competencia entre los tipos de interés y esa competencia es un estímulo para respetar los criterios de rigor presupuestario", argumentó Merkel desde Berlín.

La Comisión Europea también se mostró escéptica sobre la creación de los eurobonos, aunque fuera una idea "intelectualmente interesante", por la oposición que despierta en varios países.

Salgado, asimismo, estimó que no era una solución para la situación actual, ni a breve plazo, porque "implica cambios en el Tratado de la UE". No obstante, la vicepresidenta indicó que le parecía "una idea a explorar", pero más a largo plazo.