El trabajo no declarado es una práctica extendida en la UE, afecta en especial a países del sur y este de Europa, se concentra en sectores como la construcción y el servicio doméstico y en segmentos de la población como estudiantes, parados y trabajadores autónomos. Un fenómeno cuyo volumen, según dijo ayer el comisario de Empleo y Asuntos Sociales, Vladimir Spidla, podría servir para "sanear la situación de la Seguridad Social" de muchos países y "equilibrar los presupuestos". Para afrontarlo, Bruselas recomienda bajar impuestos, fijar un salario mínimo y más control de las autoridades.

Las recetas figuran en un informe que sugiere la reducción de la fiscalidad laboral y la disminución de las cargas administrativas para incentivar la creación de empleo legal y facilitar la afiliación de los trabajadores. También recomienda a los gobiernos europeos fijar un salario mínimo que ayude a reducir los sueldos en mano e insta a revisar antes del 2009 las disposiciones transitorias que limitan la movilidad de los trabajadores de los nuevos estados miembros de la UE.

MAS COOPERACION Por último, propone una plataforma de cooperación entre los inspectores de trabajo de la UE y otros organismos de control.

La alerta lanzada es una muestra de una realidad que, según un estudio utilizado por Bruselas, podría suponer hasta el 20% del PIB en algunos países. Además, según el eurobarómetro sobre el trabajo no declarado presentado también ayer, el 5% de los europeos admiten haber realizado algún trabajo en negro en el último año. En el caso de españoles, solo el 3% respondió afirmativamente.