Nunca una gota tan pequeña colmó un vaso tan profundo como el del diálogo social. El rechazo de la CEOE a la cláusula de revisión anual del salario mínimo interprofesional (SMI) ha provocado un retraso en el acuerdo interconfederal de negociación colectiva (ANC). Los sindicatos han advertido a la patronal de que, si no empiezan a negociar inmediatamente la renovación de este acuerdo, podrían "endurecerse" los convenios colectivos que se deben pactar a partir de febrero.

Cuevas ha pedido una reunión con los líderes de UGT y CCOO, Cándido Méndez y José María Fidalgo, para explicar la posición de la CEOE. Pero el tiempo apremia.

CLAVE POLITICA Tanto en los ministerios de Trabajo y de Economía, como en los sindicatos UGT y CCOO, se ha suscitado una sensación de perplejidad ante el cariz que ha tomado un simple desencuentro de la CEOE dentro de uno de los 13 ámbitos de negociación abiertos en julio.

En ambos ministerios y en ambos sindicatos están convencidos de la existencia de razones "más poderosas, de índole política" en algunos sectores de la CEOE que explican la reacción virulenta de la patronal "ante una cláusula que afecta a unas décimas de la masa salarial de los trabajadores del país, que está ligada a la productividad y a la evolución de la economía y que, hasta ahora, no ha provocado ningún efecto en el resto de los sueldos".

Desde junio pasado, la CEOE había aceptado introducir un mecanismo de garantía del poder adquisitivo para el salario mínimo. También dio su apoyo a la propuesta de acuerdo presentada por el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, el 28 de diciembre. Sin embargo, cuando ese día se evidenció la discrepancia entre Caldera y el vicepresidente económico, Pedro Solbes, sobre el automatismo de la cláusula de revisión, todo saltó por los aires.

La patronal vio una rendija para colarse y tumbar una cláusula que podría dar mal ejemplo al resto de la negociación colectiva y retrasó sine die la reunión con los sindicatos para negociar el ANC. El PP, a través de sus portavoces económicos, aprovechó el embrollo para subrayar la falta de autoridad de Solbes, quien por otra parte, es el miembro del Gobierno que aparece como mejor valorado en las encuestas de opinión pública. La incógnita es si hubo alguna sincronización entre el ataque político del PP y la beligerancia de la CEOE ante un tema de relativa relevancia.

El secretario de Acción Sindical de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, insiste en que "la CEOE había aceptado en todo momento esta cláusula". "No entiendo por qué en el último momento la rechazaron", añade. Según Valeriano Gómez, secretario general de Empleo, "no se puede condicionar todo el diálogo a sólo un desencuentro, la cláusula no tiene entidad para empantanar todo el ANC".

En relación al acuerdo interconfederal de negociación colectiva para el 2005, la CEOE ha endurecido sus exigencias. Ahora impone condiciones "irrenunciables", como que los incrementos salariales no difieran de la media de los países de la UE. Esta propuesta en principio tiene poco sentido para los sindicatos ya que, en el 2004, Irlanda subió sus salarios el 7,6%, el Reino Unido el 3,3%, Alemania el 2,4%, Chequia el 3,8%, Suecia el 3,4% y Hungría, el 8%, por citar algunos países. España los incrementó el 2,9%. Con la cláusula de salvaguarda, la subida ha sido del 4%.

ESTRATEGIA DE DESGASTE El salario mínimo interprofesional (SMI), el relevo en el Consejo Superior de las Cámaras de Comercio y el asalto de Sacyr al BBVA son sólo tres ejemplos de cómo la derecha --PP y patronal-- parece orquestar una estrategia de desgaste al flanco económico del Gobierno. En el desproporcionado rechazo de la patronal CEOE al acuerdo sobre el SMI, miembros del Gobierno y de los sindicatos ven la mano del PP.