Cándido Méndez estrenó ayer su quinto mandato como secretario general de UGT tendiendo la mano al diálogo social pero con la intención de exhibir fuerza el 1 de mayo con "una marea humana" que exija protección para los trabajadores e inversiones económicas en el sector productivo. El dirigente sindical, que fue avalado por el 93,2% de los delegados sin ningún voto en contra, propuso la celebración de un G-20 nacional entre Gobierno, comunidades autónomas, patronal y sindicatos para analizar soluciones que permitan remontar la economía y mantener el empleo.

"No podemos tolerar que los trabajadores paguen la crisis por los cuatro costados: con pérdida de empleos, de salarios, como ahorradores y como contribuyentes", anunció. En este sentido, pidió medidas para crear puestos de trabajo. Y no ahorró críticas al ministro de Economía, Pedro Solbes. "Lo que no puede ser es que el Banco de España diga que tenemos un panorama más negro que la boca del lobo y el ministro de Economía asienta y lo dé por hecho".

Al también reelegido presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, Méndez le advirtió de que no solo no iba a permitir que "se perjudique aún más a los trabajadores", sino que pidió a los empresarios "que bajen del nido del águila del programa de máximos y caminen al valle del entendimiento" con los empleados y los sindicatos.

A LA OPOSICION Méndez quiso implicar a la oposición, cuyo máximo representante, el presidente del PP, Mariano Rajoy, le escuchaba desde la primera fila. "Es importante deslindar el papel de la oposición política de la relación entre instituciones, y no es bueno que cada uno haga la guerra por su cuenta", afirmó.