Los Veintisiete asumirán hoy el plan de salvamento del sistema financiero y bancario europeo por valor de 1,7 billones de euros, adoptado por los líderes de la zona euro el pasado domingo en París. El plan obtuvo el respaldo general de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) en la primera jornada de la cumbre, dominada por la grave crisis financiera y la recaída de los mercados bursátiles.

"Existe un consenso generalizado para extender el plan a la totalidad de la UE", explicó el vicepresidente económico español, Pedro Solbes, tras concluir la primera sesión del Consejo Europeo. Las preocupaciones expresadas por algún país, como la República Checa, se limitaron al impacto en las cuentas públicas de las medidas para revitalizar el mercado interbancario y de las consecuencias de elevar las garantías de los depósitos de los ahorradores, según precisaron Solbes y fuentes de la Comisión Europea.

GARANTIAS El plan de acción europeo incluye garantías públicas a los préstamos entre entidades para que funcione el mercado interbancario y los bancos vuelvan a prestar a las empresas y a los ciudadanos, la promesa de recapitalizar con fondos públicos a los bancos en dificultades y el aumento de la cantidad de ahorros garantizados a un mínimo de 100.000 euros en la mayoría de los países.

Solbes, como otros ministros, expresó su convicción en que el plan europeo, con su corolario de medidas nacionales en cada país, "permitirá restablecer la confianza en los mercados financieros y la reanudación de la concesión de créditos".

El vicepresidente español advirtió de que las medidas "no tienen un efecto inmediato, ni se trata de un proceso lineal o automático". "Las medidas irán dando resultados, pero no se recobra la confianza de la noche a la mañana. Seguiremos viendo altos y bajos y no hay que dar importancia excesiva al comportamiento de un único día", añadió Solbes. El vicepresidente achacó la caída ayer de las bolsas a un mal indicador económico norteamericano, que ha acentuado el temor a una recesión.

Los líderes de la UE reafirmarán hoy su "compromiso a adoptar todas las medidas necesarias en cualquier circunstancia para preservar la estabilidad del sistema financiero, sostener las instituciones financieras importantes, evitar las quiebras y asegurar la protección de los depósitos de los ahorradores". Los Veintisiete también reconocieron la necesidad de reforzar la supervisión del sistema financiero europeo, en especial de los grupos transnacionales.

Como contrapartida al apoyo público a las entidades financieras, la UE reclamará a los bancos que "apliquen de manera rigurosa las recomendaciones en materia de transparencia de sus compromisos y riesgos", según el proyecto de conclusiones. Los líderes quieren que los salarios de los ejecutivos reflejen la eficacia real de su gestión, que no se fomente la toma de riesgos excesiva y que las indemnizaciones estén "en función de la contribución efectiva del directivo al éxito de la empresa".

NORMAS CONTABLES La UE adoptó también la reforma de las normas contables para facilitar a las entidades financieras europeas una valoración más estable de sus activos (en lugar del valor inmediato del mercado) y mitigar el impacto de la crisis bursátil en sus cuentas. La medida se aplicará a los resultados del tercer trimestre de este año para que las entidades no estén en inferioridad de condiciones que sus rivales norteamericanas, a quienes ya se les ha permitido ese cambio contable.

La Comisión Europea presentó asimismo el proyecto para incrementar la garantía mínima de los depósitos en toda la UE de los actuales 20.000 euros a 50.000 euros inicialmente y a 100.000 euros en el plazo de un año.

"Por primera vez en la historia financiera, son los planes elaborados en la UE los que han inspirado las medidas adoptadas por otros países, incluido EEUU", destacó exultante el presidente francés y presidente semestral de la UE, Nicolas Sarkozy. La UE confía que Washington, tras verse obligado a imitar las medidas europeas ante el fracaso del plan Paulson , deje de resistirse a una profunda reforma del sistema financiero mundial.

La crisis podría empujar, además, a Dinamarca y Suecia a integrarse en la zona euro. Ambos países reconocieron que habían perdido influencia política y que estaban sufriendo unos costes y unos tipos de interés más altos por no pertenecer al área de la moneda única.