Cual caballeros medievales la noche antes de ser armados, los inversores velaron ayer sus valores a la espera de que el macrodía estadístico de hoy ayude a decantar hacia el alza o la baja a una renta variable que lleva enmarañada varias jornadas en la indefinición. Eso sí, con moderadas compras, que tras varios días de números rojos algunas acciones comenzaban a estar baratas.

Datos macroeconómicos de gran importancia se colocarán hoy bajo el foco de los inversores en EEUU (estimación del PIB del tercer trimestre e índice de costes laborales), España (desempleo hasta septiembre medido según la encuesta de población activa --EPA-- e inflación) y Japón (paro, inflación y producción industrial). Un aperitivo de enjundia de cara al plato principal de la semana que viene: la reunión de la Reserva Federal.

Incluso si estos datos convencen a los inversores, los analistas no descartan que los índices sigan a la baja a corto plazo. Las bolsas vienen creciendo desde antes del verano, parecen haberse topado con la resistencia de una barrera psicológica por el vértigo que sufren a haber pecado de un exceso de optimismo. Podría ser un buen momento para recoger ganancias, abaratar los valores, y volver después a entrar en ellos con ánimos renacidos.

En fin, lo que ha ocurrido estos días, pero en mayor escala. El Ibex 35 estuvo ayer dubitativo, pero acabó ganando un 0,5%, hasta los 10.753,5 puntos, en línea con los grandes selectivos europeos. Un buen dato llegado desde EEUU --menores peticiones de subsidios del desempleo de lo previsto-- apuntaló los ánimos compradores.

Y todo ello pese a la semanita que lleva la banca, con informes pesimistas de Moody´s y PWC-IE y advertencias del Banco de España. El Santander, que ayer anunció que no podrá repetir el beneficio del año pasado, como había anunciado, solo se dejó el 0,36%. Curiosamente, menos que el BBVA (0,55%), que el miércoles anunció que ganará más. Veremos cómo le va hoy al Popular, que hoy presentará sus resultados.