La bolsa española sufrió ayer la falta de ánimos y el agotamiento propios de su acercamiento al nivel de los 16.000 puntos, que no alcanzó por el desánimo del sector financiero y la ola de pesimismo insuflado desde el otro lado del Atlántico.

El descenso del 0,82% se basó también en las pérdidas generalizadas del Ibex 35 --excepto 9 valores-- además de los nuevos récord del petróleo --el Brent, el de referencia en Europa, registró un nuevo máximo en 91,71 dólares por la caída de las reservas estadounidenses-- y del euro, a casi 1,45 dólares.

Pese a la indecisión inicial, la bolsa caminó hacia el terreno positivo durante las primeras horas de la mañana, gracias a la resaca de la bajada de los tipos de interés decidida el miércoles por la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, y hasta llegó a marcar los 15.928,30 puntos durante la sesión, muy cerca de la barrera de las 16.000 unidades. Sin embargo, los mercados europeos, tras la decisión del presidente de la Fed, Ben Bernanke, se pusieron a analizar el horizonte de tipos de interés en la Unión Europea y se dieron cuenta que, con una tasa de inflación del 2,6% --desde el 1,7% en agosto-- había poco resquicio para replicar las bajadas realizadas al otro lado del Atlántico por las turbulencias financieras.

Los ánimos compradores bajaron además cuando Credit Suisse, al presentar los resultados, reconoció que es "demasiado pronto para predecir" el final de las turbulencias financieras que afloraron este verano con la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos.

De hecho, la entidad ha registrado una caída del 31% en sus ingresos netos, en línea con otras entidades que han debido revisar sus cuentas, como Merrill Lynch, UBS y Citigroup.

En poco más de una hora, tras estar plano al mediodía, el Ibex 35 se dejó 100 puntos, y siguió con su caída a la espera de conocer los datos macroeconómicos de Estados Unidos, que no consiguieron aplacar este descenso.