Decenas de enfrentamientos violentos entre manifestantes y policía marcaron ayer la penúltima jornada de la conferencia de la Organización Mundial de Comercio en Hong Kong. Más de 900 personas fueron detenidas y casi 50 resultaron heridas en las reyertas callejeras que obligaron a desplegar 9.000 antidisturbios. "Todos serán procesados", dijo el portavoz de la Policía de Hong Kong, Alfred Ma. "Tomaremos medidas decididas contra los violentos", agregó.

Al grito de "No, No a la OMC. Abajo, abajo, la OMC " miles de personas tomaron Wanchai, el distrito financiero, en una protesta no autorizada. Codo con codo, desfilaron grupos del sureste asiático y de agricultores europeos. "Esta es la verdadera lucha internacional de los agricultores. Estamos muy enfadados por lo que está ocurriendo en la OMC... Los agricultores luchan por su vida", dijo José Bové, líder del grupo francés Vía Campesina.

Con el puño en alto, tiraban huevos y enarbolaban palos de bambú. Como era previsible se organizó una verdadera batalla campal, con choques en varias calles, por donde los manifestantes se dispersaron, perfectamente organizados con teléfonos móviles, para atacar a la policía. A empujones y patadas, los violentos saltaron las vallas que frenaban su acceso a calles cercanas al centro de convenciones, donde casi 6.000 delegados intentaban cerrar contrarreloj un pacto que salve la ronda negociadora. Los agentes de Hong Kong, poco acostumbrados a protestas violentas, tardaron en reaccionar. Equipados con escudos, porras y máscaras antigás, echaron gas pimienta sobre los manifestantes y agua a presión.

RADICALES SURCOREANOS En las calles del centro no había más que manifestantes que corrían con la policía detrás. Un grupo de agricultores surcoreanos, los más radicales, lograron llegar al centro de convenciones, donde los vigilantes de la puerta huyeron al verles. Vestidos todos iguales, con un chaleco verde caqui, en el que se leía "La OMC mata campesinos ", derribaron las vallas de un centro comercial vecino y agredieron con trozos de madera a los policías antes de llegar al edificio que albergaba la reunión. Cientos de agentes antidisturbios se concentraron entonces en la entrada y la sellaron. Nadie podía entrar ni salir. Los periodistas, dentro del recinto, intentaban acceder a los violentos. Lograron los agentes rechazar a los manifestantes, que se tumbaron después en el suelo de una céntrica avenida.

La batalla frente al centro de convenciones obligó a los comisarios europeos, que salían para hacer consultas sobre el borrador de la negociación, a regresar por barco. El edificio, construido por el arquitecto británico Norman Foster, se encuentra frente a la bahía Victoria.

CIUDAD SITIADA La violencia de la jornada no tomó a Hong Kong por sorpresa. Ambrose Lee, secretario de Seguridad del enclave, lo advertía días antes: "No toleraremos ninguna amenaza o el uso de la violencia". Desplegó miles de agentes en la ciudad, cuyo cielo sobrevuelan helicópteros. La ciudad está tomada.

Estas protestas son las primeras de carácter violento en Hong Kong en décadas. Aunque distan mucho de luchas callejeras y muertos de las protestas antiglobalización en las conferencias de la OMC en Seattle (Estados Unidos) y en Cancún (México).