El grupo Volkswagen funcionó en el 2017, de nuevo, como una máquina engrasada que fabrica récords de beneficios. Tanto el grupo Volkswagen como Seat lograron el año pasado batir sus máximos de ganancias a pesar de los costes que se arrastran por el dieselgate y por las elevadas inversiones.

El conjunto de la multinacional alemana, que se mantiene como primer fabricante mundial con 10,7 millones de vehículos vendidos, consiguió un beneficio atribuido de 11.354 millones de euros frente a los 5.144 millones del 2016. Por su parte, la marca española Seat cosechó un beneficio operativo de 191 millones de euros, lo que supone una mejora del 24,8% en relación con el ejercicio anterior. Se trata del beneficio operativo según la contabilidad alemana, que difiere ligeramente de los datos que dará Seat la semana que viene, incluyendo el beneficio neto, que en el 2016 fue de 903 millones por los ingresos de la venta a Volkswagen de la filial financiera.

Los ingresos de Seat alcanzaron los 9.892 millones, el 11,2% más, con 468.000 vehículos entregados a la red comercial y una producción en la planta española de Martorell de 479.000 unidades.